4.03.2010

Capítulo I - Parte I

Hichi :3
Como veis, el prólogo no ha sido muy revelador, pero ahora venimos con un mini-cachito del primer cap (:
Enjoy!
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1

¡Auch!

Elicia llevaba todo el día tratando de hacer un dibujo trascendental, o así denominaba ella a todas aquellas obras que veía y le hacían sentir chiquitita. Aquella noche había terminado en el salón con la ventana abierta y el fresco viento de la noche llenándole las fosas nasales con alegría, y ella quería transmitir al papel lo que había vivido en realidad: a las dos de la madrugada se había encontrado en el suelo un billete para un viaje en barco, y lo siguiente que recuerda es estar disfrutando de la brisa marina con un rubio despampanante a su lado y una copa en la mano.

Comenzó a deslizar con delicadeza el lápiz sobre el papel con la esperanza de que su torpeza no deshiciera el trazo que tenía en mente, y rezando por que la mina del lápiz no se quebrase en un momento tan crítico. Sacó la lengua como muestra de concentración y siguió dibujando su elegante vestimenta. Deseó entonces tener un cuerpo tan estilizado como el que lucía en su sueño.

Se levantó, pensativa y se miró al espejo que había junto al escritorio. Paseó sus verdes ojos por cada curva de su cuerpo, adivinando su tímida barriguita bajo el pijama y sus regordetes muslos. Sus pechos no eran nada del otro mundo y su figura apenas variaba en su recorrido. Llevó una mano a su cabello, aquello a lo que más aprecio tenía y lo que más cambiaba a lo largo del mes. Hoy era rubia, pero mañana podría ser morena. Tal vez se hubiese teñido el flequillo de rosa, o se hubiese puesto mechas azules, o simplemente pudo haberlo rizado. A fin de cuentas, los cambios de look eran los que la hacían sentirse diferente cada día para no caer en la monotonía. La gente decía que tenía unos ojos preciosos, pero eso a ella le daba igual, con su pelo se sentía satisfecha. Tenía una nariz pequeña y respingona y unos labios carnosos que alguno que otro deseaba en secreto, y también vestía una pálida piel durante todo el año. Ella no se preocupaba por disimular las pecas que adornaban su rostro cada verano ni por oscurecer su piel de cualquier manera si su cuerpo ni el sol deseaban que fuera así. Ella era como era, y, excepto en los días en que Ausonia era su mayor compañera, solía quererse tal cual, sin cambios.

—¡Elicia! –Chilló una voz femenina— es Alexis–dijo, acercándole el teléfono inalámbrico a su hija, que abandonó su análisis físico para entregarse al aparato y por consiguiente a su interlocutor.

—Gracias, mamá –una vez tuvo el teléfono en la oreja hizo un gesto con la mano a su madre para que abandonara su dormitorio.

Se aclaró la garganta y se acercó a la ventana. Era algo que solía hacer, la ayudaba a centrarse en la conversación y no desviarse del tema, y sobretodo, la ayudaba a mantenerse serena si las noticias que le comunicaban no eran buenas. Pero este no era el caso.

—¿Elicia? –preguntó Alexis desde el otro lado.

—Sí, ¿qué tal?

—Bien, bien… oye, te… ¿te apetece quedar mañana por la tarde? –dijo él, dubitativo.

—Sí, ¿por qué no? –Contestó ella, que no captó la indirecta que envolvía el tono de voz de Alexis— ¿quiénes van?

—Tú y… y yo.

—Ah, ¿y los demás? –Seguía ella en sus trece— podría venir Ana, o…

—Eli, la idea era que quedáramos… nosotros.

Elicia todavía no estaba segura de lo que el chico intentaba decirle, y mientras lo averiguaba, contemplaba las nubes fijamente.

—Y… ¿por qué no pueden venir los demás? –quiso saber.

El chico comenzaba a desesperarse. Quiso habérselo dicho todo sin tapujos, pero su forma de ser evitaba tales locuras, y se veía solo, barajando tropecientas indirectas, pero ninguna que diera en el clavo para darle a entender a su especial amiga, que quería una cita; una cita con ella.

—Porque no les interesa lo que quiero contarte.

—¿Y eso por qué?

—Porque sólo lo puedes oír tú. Bueno, y yo –matizó.

—¿Y no me lo puedes decir por teléfono?

—¡Eli! –Se quejó Alexis— ¿qué pasa? ¿Ya has adivinado mis intenciones y te estás haciendo la tonta porque no quieres salir conmigo o qué pasa? ¡Explícamelo, Elicia! –pidió, exasperado y avergonzado por la situación.

Entonces Elicia pudo entenderlo. Dos palabras habían sido la clave que le había desvelado el porqué de aquella extraña charla entre su amigo y ella misma. Se llevó el dedo índice a los labios y abrió los ojos, como si hubiese descubierto en el cielo una nave nodriza de color verde fosforescente.

Elicia se vio entonces paseando con Alexis de la mano por la calle, pero su nube se vio quebrada por la realidad, y era que Alexis jamás había despertado en ella otro interés que el de la amistad. Era un gran compañero de luchas en los videojuegos, era un excelente profesor de ajedrez y era, sobretodo, un excelente amigo. ¡Pero nada más! Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, su mente barajó un sinfín de posibilidades que llevar a cabo en ese momento y las consecuencias que podrían traer a realizar cada una de ellas. Pero no fue capaz de elegir una.

—Yo… Alexis es que… tengo una montaña de deberes –mintió, muy a su pesar.

—Te puedo ayudar –dijo, con voz triste.

—Es que quiero hacerlo yo sola –se excusó.

—Vale, ya lo capto. No quieres salir conmigo –sentenció Alexis, abatido, dejando ir un suspiro.

—Yo… si yo te valoro como amigo. Quiero decir, no pienses que no eres nada para mí, eres algo muy importante…

—Pero no soy lo que tú buscas.

—No, supongo que no. Pero verás como hay alguien que sí que te quiere y…

—¿Estás diciéndome que no me quieres? –tergiversó, sabiendo que su interlocutora lo negaría, dándose pie a sí mismo a buscar un “te quiero” escondido en sus palabras. Sabía que ella era como él en el amor, y que no sabría expresarlo de manera directa. Era su atisbo de luz.

—¡No! –Exclamó Elicia— ¡te estoy diciendo que no quiero salir contigo! –y en el peor momento fue en el que la muchacha decidió ser directa y sincera a la vez, y eso fue lo que Alexis no tenía planeado. Él esperaba una respuesta de esas que te llenan de esperanza pero que en el fondo sabes que siguen siendo un “no” y que, a pesar de todo, consuelan como no consuela nada en este mundo.

Lo siguiente que oyó Elicia tras el teléfono fue el sonido intermitente de que la persona que hablaba al otro lado había colgado. Sintió algo extraño en el estómago que le hizo pensar que acababa de liarla parda, y a la vez se dio cuenta de que había hecho bien dejándole las cosas claras, ahora solo quedaba arreglar la bonita y ahora deteriorada amistad que ambos habían tenido.

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3 comentarios:

  1. *___________________________*
    Me encanta de verdad; o sea, la forma de escribir, de describir las cosas...Es simplemente genial. No he visto ningún fallo muy reseñable :D Pobre Alexis, tiene pinta de pagafantas ù.ú Me parece súper curioso el tema del que va la novela, no había leído antes algo parecido. Espero que Alexis&Eli recobren la amistad perdida ^^ ¡Seguid escribiendo!
    ¡Osquiero!
    Kassey.

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  2. Como dice Kass, me encanta el tema de la novela, y es algo que no he leido nunca, por lo que me interesa muchísimo, me parece una idea muy original ^^
    Además, la forma en la que está escrito, se ha ce fácil, y está muy bien, no he encontrado ningún fallo...
    Vamos, que por ahora genial, en serio (:
    ¡Espero volver a leeros pronto, chicas!
    Un beesiitoo (:

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  3. Estoy de acuerdo con Closing y Kass, el tema es una pasada, y además me encanta cómo escibís :)
    Os sigo :)
    Espero volver a leeros pronto ^^
    Un beso!

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